Aqui vai a terceira e última parte do texto de meu amigo Sigfredo Chiroque:
Los auquis se encuentran con el pueblo, mientras el agua nueva corre por la acequia. Los auquis toman varios tipos de bebidas. Antes de beber rocían parte en el agua, mientras se coloca la flor de la retama en las acequias. Hay un delirio generalizado. Casi todos hablan en quechua y le cantan al agua. Todos beben licor, pero haciendo "pago" al agua. Me invitan chicha de arampito, chicha de jora, cañazo. Tengo que hacer también "pago" a la pacha-mama. Los "llamichus" se pasean haciendo sus gracias. Momentos centrales. Rocían al agua nueva con un polvo especial (no me acuerdo su nombre en quechua) hecho de conchas de mar. Todo el pueblo está alegre. Cantan huaynos llenos de sentimiento. Mezcla de llanto y de rabia. Beben, bailan y se empujan entre sí. Es la "fiesta del agua". Son las 4.30 pm. Debo regresar a Puquio porque a las 6pm sale el "Ómnibus Sánchez" que regresa a Lima. Retorno en un "taxi-cholo". Impresionado y ala vez cuestionado en mis creencias. Me surgen interrogantes como esta: ¿qué preservar de estas creencias y manifestaciones culturales, si tienen como base que "el agua vive" y que son los "apus" quienes nos dan el agua? ¿qué preservar de esto cuando las bases científicas nos dicen otra cosa? ¿la educación al enseñar lo que es el agua y los cerros no carcomen los cimientos de estas creencias ancestrales? ¿Cómo conjugar una propuesta educativa que al mismo tiempo desarrolle ciencia y tecnología en nuestro pueblo, sin que por ello minimice la identidad cultural?
Sigfredo Chiroque
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